La Plaza San Francisco de Asís, en la esquina de Pobladora y Doyhenard, fue escenario de una jornada patria que, aunque distinta en su propuesta, mantuvo vivas las tradiciones que año tras año unen a la comunidad de Llavallol. Desde las 13 horas, familias enteras se acercaron para celebrar el Día de la Bandera con alegría, emoción y mucho color celeste y blanco.
La música en vivo fue protagonista desde temprano, acompañando una tarde de actividades recreativas para todas las edades en las cuales se hizo presente la Jefa de Gabinete, Sol Tischik. Juegos, talleres culturales y espacios de expresión artística se distribuyeron en distintos rincones de la plaza, que lucía engalanada con banderas, guirnaldas y escarapelas.
El acto central, con la entonación del Himno Nacional y palabras alusivas a la figura de Manuel Belgrano, emocionó a grandes y chicos por igual. La historia del creador de la bandera se hizo presente no solo en los discursos, sino también en los gestos cotidianos: desde el orgullo de los niños con sus escarapelas hasta los abrazos entre generaciones que se reencontraron para celebrar.
Las comidas típicas fueron el broche de oro de una jornada que reafirmó el valor de la identidad, la memoria y la unión en los barrios. Así, Llavallol vivió un Día de la Bandera diferente, sí, pero profundamente emotivo. Una celebración que recordó que, más allá de los actos formales, lo importante es mantener viva la llama de nuestras tradiciones compartidas.
